Los derechos humanos y la importancia del concepto universal de salud

17 abril 2020

Frente al flagelo de una pandemia debemos pensar en la persona no como un titular de un patrimonio, sino como un ser humano al que debemos proteger en su dignidad, su intimidad, y especialmente en su salud, porque una persona sana puede ejercer todos sus derechos.
 

 
La protección de los derechos humanos tiene como firme propósito el de consolidar, dentro de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos fundamentales de la persona pero también el de la solidaridad entre los ciudadanos.

Es un modelo de derecho que abandona los confines cerrados del concepto de ciudadanía para adoptar una nueva forma de cosmopolitismo, a lo que llamamos “universalidad”. Sin dudas una forma de aplicación es la llamada “cobertura universal de salud” entendida como la ausencia de barreras de tipo geográfico, sociocultural, económico, de género, etc.

El derecho a la salud desde esta perspectiva implica no aceptar que los niveles o las medidas sean distintas. Para efectivizar una política de salud adecuada es importante que los actores involucrados participen del proceso desde su gestión hasta su implementación.

No basta con decir que el derecho a la salud es un derecho de los ciudadanos y que es un deber del Estado, es necesario que los mismos sean efectivizados a través de políticas públicas que respeten este derecho y las diferencias regionales, pero con una estructura global: los problemas de salud son territorialmente ilimitados, ya que es un derecho humano y como tal es universal. No hay limitación geográfica y/o política para el respeto de los derechos; ello no implica el no respeto a las soberanías estatales.

Las enfermedades no respetan los límites territoriales. Ellas se arrastran sin pedir permiso y, si se continúa adoptando medidas regionales, no será posible eliminar determinadas enfermedades.

La era de los derechos no coincide con el acceso a estos derechos; por lo tanto, los más diversos sistemas sociales deben constantemente responder a las crecientes demandas de complejidad y su ausencia o deficiencia ocasiona que la solución deba venir muchas veces acompañadas de la judicialización. Pero frente a las crisis tan profundas del sistema de salud, ni siquiera su judicialización va a poder solucionar el problema, ya que no será suficiente una orden judicial para cambiar los vacíos de las políticas públicas de salud o la saturación de las mismas.

Por eso no se trata sólo del ejercicio de un derecho a la salud, sino pensar en la salud como un derecho que nos atañe a todos y con respecto al cual debemos ser solidarios, ya que si nos cuidamos nosotros, cuidamos a los demás y a la sociedad en su conjunto.

Sin duda que estos conceptos han quedado plenamente visibilizados con la pandemia del coronavirus, ya que surge claramente que dicho flagelo no reconoce límites geográficos y que no es problema de un solo Estado, sino que es de toda la sociedad (universal).

Para ello considero esencial fijar dos ideas fundamentales: primero que debemos acentuar el derecho solidario o fraterno, pensando primero en el otro; segundo concientizarnos en la importancia de la salud pública como un derecho esencial del hombre y un deber primordial del Estado, todo desde la óptica de la salud pública universal.
 

Autora: Claudia Zalazar, presidenta de la Sala de Derecho a la Salud del Instituto de Investigación en Ciencias Jurídicas (IDI-CJ) de la Universidad Blas Pascal.
 
 
 

17/04/2020
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