“Ir a Corea del Sur es un viaje en el tiempo: es lo que Argentina podría llegar a ser en 10 o 20 años”
El Mgter. Pablo Piccolotto trabaja en Intel (ASDC – Argentina Software Design Center) y es docente de posgrado de la materia “Innovación Tecnológica y Gestión de Tecnologías” en la Especialización en Gestión de las Tecnologías y de la Diplomatura en Innovation Management de la Universidad Blas Pascal (UBP). Durante el 2014, fue seleccionado para una beca por la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Presidencia de la Nación y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que le permitió cursar una especialización en Gestión de Nuevas Tecnologías en Ciencias e Ingeniería de la Universidad Ajou (아주대학교) en Corea del Sur. Vivió tres meses allá, intentando aprender todo lo posible tanto de la cultura coreana como así también de algunas de las empresas tecnológicas más importantes a nivel mundial.
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El milagro del río Han
Luego de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea, Corea del Sur quedó sumida en la pobreza absoluta y subsistía gracias a la ayuda de otros países y de la ONU. A partir de la década del 60 la economía comenzó a desarrollarse de manera exponencial y se convirtió en el período de desarrollo y crecimiento económico más rápido que ha experimentado una nación en los tiempos modernos. A ese caso de estudio se lo conoce como “Milagro del río Han”. Este río atraviesa la ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur, y fue testigo del fenómeno que transformó a uno de los países más pobres del mundo en uno de los más ricos y avanzados. Hoy es líder en investigación y desarrollo (I+D), convirtiéndose en un caso de estudio muy interesante para todos los que están involucrados en el ambiente de los negocios y de la innovación.
Para la especialización se diseñó una currícula especial para alumnos argentinos: similar a un MBA pero con la impronta coreana. Los participantes pudieron establecer una brecha para poder realizar una transferencia del conocimiento en nuestro país. Uno de los objetivos del programa es llevar a científicos y profesionales argentinos a capacitarse en el exterior para luego transferir el conocimiento en sus respectivos trabajos y de esa manera tratar de replicar la receta del éxito coreano . Los participantes tuvieron la posibilidad de visitar las empresas líderes coreanas: Samsung, LG, Hyundai-Kia, Daewoo, Posco. Durante tres meses tuvieron clases de coreano de lunes a viernes y los estudiantes pudieron elegir entre cuatro áreas de perfeccionamiento: Nanotecnología, Tecnología de las Energías, Tecnologías de la Información y Biotecnología.
“Vivir en Corea del Sur fue muy interesante no solo como experiencia profesional, sino además como experiencia personal. Durante las primeras semanas el tiempo pasaba muy lento pero después, cuando nos acostumbramos a vivir allá, se nos pasó volando. El choque cultural fue grande, lo más duro fue la comida, que es bastante picante. Además, hay mucho mito alrededor de la cultura oriental: nos habían dicho que eran distantes y fríos, pero en realidad son personas muy amables, cálidas y transparentes. Nos trataron de forma excelente y siempre estaban pendientes de nosotros. Es una sociedad colectivista, donde entienden al colectivismo como un motor de crecimiento, todo lo contrario al individualismo y competitividad que caracteriza a muchos argentinos.”, expresó el Mgtr. Piccolotto.
Transferencia de conocimientos
Para el crecimiento y desarrollo económico, Corea hizo foco en la educación. La importancia y la inversión son realmente grandes. La mayoría de la población está muy calificada. La conexión entre universidades y empresas es habitual. Por eso, surgen proyectos de investigación de manera natural, que se realizan en conjunto. Además hay una serie de factores coyunturales como inversión en investigación a largo plazo, por ejemplo en biotecnología. Hoy en día Corea del Sur es el fabricante #1 a nivel mundial de teléfonos celulares inteligentes, pantallas de cristal líquido, televisores de pantalla plana y semiconductores (memorias), #2 en producción de navíos y embarcaciones de gran porte, #5 en la producción de automóviles y #6 en la producción de acero.
“Ir a Corea del Sur es un viaje en el tiempo, es lo que Argentina podría llegar a ser de acá a 10 o 20 años, si hacemos las cosas bien. Me encantaría que nuestra generación sea la protagonista del “Milagro del Río de la Plata”. La cantidad de recursos que invierten en innovación es fundamental. Acá la gente piensa que innovar es pegar papelitos de colores y hacer sesiones de brainstorming, pero en la práctica es mucho más profundo y complejo que eso. Es un proceso complejo que comienza con la selección de los talentos apropiados y la creación de equipos de trabajo multidisciplinarios. Se deben generar las condiciones apropiadas para innovar, aquí las emociones y los estados de ánimo tienen un rol preponderante. También es fundamental seguir una metodología de trabajo que permita encausar la creatividad de la gente y ser asertivo en la elección de la frontera estratégica (dominio) en el que se quiere innovar. Por último, la observación de tus potenciales clientes y la experimentación son los que terminan de configurar la ecuación del éxito. No es fácil detectar las oportunidades, muchas veces el desafío más grande consiste en hacer explícitas las necesidades y los deseos inarticulados de la gente. Esto es a grandes rasgos lo que tratamos de enseñar en la diplomatura y en la especialización de la UBP.”, indicó el Mgtr. Piccolotto.
Formación y trayectoria
Pablo Piccolotto es Ingeniero en Sistemas y Magíster en Administración de Negocios (MBA) por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Desde el año 2008 trabaja en Intel (ASDC – Argentina Software Design Center). Trabajó en el área de Innovación y Pathfinding y actualmente se desempeña en un nuevo proyecto de Intel llamado True Key que va a resolver el problema asociado a las contraseñadas usando factores biométricos. Como rol complementario, Pablo también es miembro del Comité de Propiedad Intelectual de Intel.