21/02/2017 “El Carnaval como tradición cultural y aporte turístico”
La Voz del Interior. Artículo de Marcelo Pantano, docente de la Universidad Blas Pascal.
Link: El Carnaval como tradición cultural y aporte turístico.
El Carnaval ofrece a los visitantes oportunidades más directas para vincularse con la cultura local.
El Carnaval es una expresión cultural, y como tal puede ser analizado. En la actualidad, ha perdido su esencia debido a los cambios sociales y al sincretismo de la cultura.
Como fiesta, no posee un solo origen sino que fue mutando en el tiempo, con la inclusión de nuevos elementos de raíces europeas, americanas y africanas.
El fenómeno se remonta a la antigüedad, pero luego fue adoptado por el cristianismo como una festividad previa a la cuaresma. De hecho, la palabra “Carnaval” proviene del latín “carne levare”, que significa “abandonar la carne”.
Sea cual fuere la manifestación del Carnaval, se caracteriza por su espíritu festivo y alegre, de comportamiento inusual, de desinhibición y de escape de la cotidianidad. Es un momento lúdico de contrastes y oposiciones.
Se opone a la cuaresma, en la que hay que observar la abstinencia; por eso da lugar a excesos en la comida y la bebida. También se opone a los roles, deberes y funciones dentro de la sociedad: a través del disfraz, la vestimenta y las máscaras asume la posibilidad de que las personas desempeñen un rol diferente.
De todos modos, como dice Umberto Eco, “el Carnaval puede existir sólo como una transgresión autorizada”, ya que está limitado en el tiempo y en el espacio: tiene una fecha concreta y está reservado a ciertos lugares, calles o espacios.
Hay diferentes Carnavales en nuestro país. Están las celebraciones barriales con murgas y corsos; los Carnavales del noreste, con comparsas y carrozas, y los del noroeste, con raíces andinas. En estos últimos, es posible observar la cultura popular relacionada con las ceremonias ancestrales andinas, la liturgia católica y otras creencias.
El Carnaval como fenómeno social e histórico combina música, danza, rituales, disfraces, procesiones y espectáculos. Lo común es el pluralismo cultural. El turismo y la cultura gozan de una relación simbiótica y beneficiosa. La cultura funciona como atractivo turístico.
La naturaleza del Carnaval ofrece a los visitantes oportunidades más directas para vincularse con la cultura local. El Carnaval puede considerarse patrimonio cultural intangible o inmaterial de la humanidad, ya que comprende tradiciones o expresiones vivas heredadas de los antepasados y es un factor de mantenimiento de la diversidad cultural ante la creciente globalización.
El turista puede imbuirse en una experiencia que forma parte de un ritual social, ser un participante activo de ese mundo. Sin embargo, desde hace un tiempo, se impone la tendencia de separar los roles entre el público espectador y los danzarines.
Es claro que se ha generado en torno del Carnaval una estructura económica propiciadora de trabajo y de oportunidades empresariales. La actividad turística le ha proporcionado organización, regularización e infraestructura.
En el Carnaval, participa toda la sociedad; por lo tanto, confluyen intereses diversos en torno del mismo objetivo.
El desafío actual es que estas manifestaciones no caigan en la mera puesta escénica espectacular de una sociedad que tiene numerosas identidades dentro de un espacio multicultural que parece alejarse de las raíces originarias.
* Docente de la Licenciatura en Turismo (UBP)