19/06 “El affaire de los Panamá Papers”

19 junio 2016

Diario Norte. Nota sobre el 5to Congreso de Periodismo Digital de FOPEA que se realizó en la UBP.

 

Link: El affaire de los Panamá Papers

 

376 periodistas, un año de investigación y más de 11 millones de documentos analizados.

 

 

Estos son algunos de los números que se pueden saber sobre la investigación denominada Panamá Papers a la que se describe como la más larga, minuciosa y secreta dada a conocer por los medios de comunicación al mundo el pasado 3 de abril. El affaire divulga datos fehacientes sobre compañías y/o beneficiarios finales inscriptos en el paraíso fiscal. La investigación desnudó situaciones fiscales off shore de figuras como Macri y Messi, entre otras.

 

La investigación global que pasó a llamarse Panamá Papers fue un trabajo pormenorizado de manera colaborativa entre 376 periodistas que durante un año llevaron adelante una minuciosa investigación a partir de una filtración informática de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca.

 

Durante el Quinto Congreso de Periodismo Digital, organizado por FOPEA el pasado 3 y 4 de julio en la Universidad Blas Pascal, en la ciudad de Córdoba, dos periodistas que fueron parte del selecto equipo de investigación, expusieron frente a un auditorio de casi 500 periodistas de toda la Argentina, algunos detalles de la intimidad de esta pesquisa.

 

Bajo el título ‘Conversatorio: La cocina periodística de Panamá Papers’, Mariel Fitz Patrick, de TV Pública, e Iván Ruiz, de La Nación, describieron de manera detallada lo que fue el trabajo que les llevó un año de total hermetismo bajo una preparación técnica, tecnológica y estratégicamente profesional entre los 376 periodistas de 76 países diferentes, reunidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus iniciales en inglés), tras recibir del diario alemán la Süddeutsche Zeitung la filtración informática de documentos reunidos en 2,6 terabytes.

 

Este bagaje de información tan enorme fue aportado al matutino alemán por una fuente anónima.

 

Para comprender la dimensión de lo que mencionamos vale la pena hacer una pequeña comparación. En un 1 terabytes (TB) se podría grabar 250,000 canciones en MP3, suficientes para llenar dos años de escucha sin parar; dos semanas de películas en DVD sin pausa o 500,000 fotografías digitales. Tal como se publicó el 3 de abril, la información que allí se registró responde a propiedades de empresas ocultas, cuentas activas, ganancias y evasión tributaria de jefes de Estado y de gobierno, líderes de la política mundial, personas políticamente expuestas y personalidades de las finanzas, negocios, deportes y arte.

 

Parte de los datos procesados fueron correos electrónicos datados en un período de 38 años, entre 1977 y 2015. Estos mails eran de empleados de Mossack Fonseca, con los nombres de directivos, clientes, constancias de empresas off shore, pasaportes y DNI. Además contenía documentos adjuntos en diferentes formatos, PDF, JPG, TIF, DOC y XLS.

 

Tanto Mariel Fitz Patrick como Iván Ruiz daban cuenta de qué manera debían abrir delicadamente cada uno de los correos que se les encomendaba ‘con total discreción para evitar que un mínimo error no despertara la sospecha indebida de quienes eran espiados’. ‘Analizar los registros de conversaciones en una cadena mails entre Mossack Fonseca y sus clientes eran horas y horas de concentración, apuntes, y sumamente confidencial’, resaltaron los periodistas.

 

Llegar a ‘un cliente VIP o lo que denominamos como beneficiario final era el mayor logro’, destacó Fitz, quien aseguró que esto se confirmó recién al dar con alguna documentación debidamente corroborada, como lo era un DNI o el pasaporte. Esta tarea no era simple, ya que quien se contactaba con Mossack Fonseca no era el beneficiario final, sino un estudio de abogados contratado por el verdadero dueño de la compañía que pretendía estar inscripta en un paraíso fiscal.

 

Respecto de los datos adjuntos, era la tentación más dura de relegar, ya que la orden de apertura de cualquiera de estos formatos podría despertar sospechas, dado que podría existir un software que ‘avise’ al dueño de la mensajería que se estaba vulnerando su cuenta de correo. Esto fue una pequeña muestra del nivel de meticulosidad que debía imponerse cada periodista.

 

Comunicación interna

Para que la tarea de investigación se desarrollara con mayor cautela y seguridad informática, el ICIJ constituyó una plataforma digital con un software exclusivo para la misma, que residía en una ‘nube privada’ provista pro Amazon. Para acceder a ella se requería, además de una URL compleja, doble código de seguridad y contraseñas individuales.

 

Todos los documentos fueron escaneados mediante el Reconocimiento Óptico de Caracteres (OCR), una tecnología que permite convertir diferentes tipos de documentos, tales como documentos en papel escaneados, PDF archivos o imágenes captadas por una cámara digital en datos, con opción de búsqueda y funcionalidad de editar.

 

Los periodistas debían desestimar absolutamente todo e mensaje referido a los Panamá Papers mediante las aplicaciones de mensajería instantánea Whatsaap, ni correos electrónicos Gmail. Para que la red de periodistas pueda comunicarse, el ICIJ garantizó la operatividad a través de la plataforma Hushmail, un servicio encriptado, mediante el cual se mantenía la comunicación privada y segura.

 

Además, las capacitaciones para cada una de las nuevas plataformas y servicios se realizaron a través de Hangout, garantizando la más alta tecnología y la mayor celeridad en materia de interpretación y usabilidad, teniendo en cuenta que los usuarios eran periodistas de diferentes idiomas.

 

Entender a Mossack Fonseca

Un apartado especial dentro de la exposición de Fitz Patrick y Ruiz fue la tarea de comprender el código y las formas que regía sobre Mossack Fonseca. Conocer la operatoria del estudio panameño era entrar a un mundo de siglas, abreviaturas, establecer los status de los diferentes clientes y de qué manera se discriminabas los VIP de aquellos que no lo eran.

 

El camino de hormiga establecido por el ICIJ para comprender innumerables textos de Mossack Fonseca tuvo que ver con el armado de un glosario con el correcto significado para cada código. Esto redujo el tiempo de investigación, ya que la construcción de este diccionario, simplificaba la lectura de formularios y planillas, abreviaturas, status para clientes y compañías, y su significado en cada idioma.

 

Por último, a través de un wordcheck, los periodistas podían acceder a la ‘búsqueda de antecedentes’, que era lo que solicitaba Mossack Fonseca a los intermediarios de los beneficiarios finales. De esta forma se llegaba a comprender que algunos de estos clientes o compañías eran consideras VIP, porque no presentaban ninguna traba judicial. Eran considerados ‘clientes limpios’.

 

The Panamá Papers

Es preciso comparar las dos grandes filtraciones informáticas que más sorprendieron y modificaron el modo de entender los servicios secretos de seguridad en la nube: WikiLeaks vs. Panamá Pepers, y sus abismales diferencias.

 

WikiLeaks fue denominada la publicación de 1,2 millones de documentos de manera anónima con contenido sensible en materia de interés público. Sucedió en 2006 y en el sitio web, cada lector puede encontrarse con los documentos de manera cruda, tal como salieron a la luz.

 

Los Panamá Papers son en cambio el compendio de una minuciosa investigación de 11,5 millones de documentos que fueron discriminados, desmenuzados, reinterpretados y procesados para posteriormente dar al mundo una base de datos perfectamente detallada y analizada.

 

Aunque el 9 de mayo de 2016 el ICIJ publicó la base de datos completa, que funciona bajo licencia Open Database License y sus contenidos fueron liberados bajo licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported, el ICIJ continúa procesando cientos de contenidos en crudo que aún no fueron analizados.

 

Para conocer más sobre el mundo Panamá Papers ingresar a https://offshoreleaks.icij.org/