28/08 “Guerra Mondragón: Argentina no está en la agenda de los candidatos”
La Voz del Interior. Entrevista a Gabriel Guerra Mondragón, quien brindó una conferencia en la Universidad Blas Pascal sobre el “Panorama Político Actual de Estados Unidos. Posibles impacto para Argentina”.
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Las elecciones de noviembre en Estados Unidos, puestas bajo la lupa de un especialista que integra el equipo de Hillary Clinton, la candidata del Partido Demócrata.
Eramos todos hippies . Bill (Clinton) tenía una barba roja que parecía vikingo. Hillary, que no era su esposa todavía –es más, creo que ni eran novios–, sobresalía por su inteligencia cuando empezamos a militar”, afirma Gabriel Guerra Mondragón, un puertorriqueño emigrado a Estados Unidos en su primera juventud que comenzó su militancia en el Partido Demócrata en los años ’70.
Su estilo informal llama la atención, en especial porque durante la presidencia de Bill Clinton su rol fue el de embajador estadounidense en Chile. En la actualidad, Mondragón es uno de los miembros encargados del comité de finanzas de la campaña de Hillary y lidera una agencia de asesoramiento para inversiones.
Llegó a Córdoba invitado por la Universidad Blas Pascal y la Cámara de Comercio de los Estados Unidos de Norteamérica (AmCham) para disertar acerca del panorama político contemporáneo de Estados Unidos y de los posibles impactos para América de los resultados de las elecciones de noviembre.
Pero cuando se le pregunta qué efecto tendrá eso para Argentina, responde sin rodeos: “Ninguno. Argentina no está en la agenda de los candidatos como algo puntual, sino como algo regional. Lo que sí hay, en el caso de Hillary, es la idea de mejorar las relaciones diplomáticas generales”.
–¿Cuánto cuesta una campaña presidencial en Estados Unidos?
–Vamos por unos 800 millones de dólares. Creo que llegaremos a juntar mil millones de dólares.
–Desde el punto de vista legal, ¿de qué manera se junta dinero para tal fin?
–En el Partido Demócrata somos un comité de casi 200 personas que recaudamos dinero. Legalmente, una persona no puede donar más de 2.700 dólares. Ese es el tope. Está prohibido que empresas o corporaciones aporten. Las normas permiten que sea solamente individual.
–Pero ¿cuál es la operatoria para reunir semejantes cantidades?
–Por Estado, por ciudad, por pueblo juntamos gente para hacer reuniones de aportantes, cócteles. Se hacen en casas, generalmente amplias, bonitas, de vecinos que quieren prestigiarse. Dependiendo de la cantidad de aportantes, pasa a saludar Hillary. Todos quieren sacarse fotos con la candidata. Pero la cosa está organizada porque la prioridad la tienen los que aportan los 2.700. Todo esto es más difícil en la interna partidaria, lógicamente, por una cuestión de expectativas. Después, cuando el precandidato interno se convierte en candidato del partido, la expectativa es mayor, las reuniones son más fáciles de organizar y hay más aportantes. El problema ahí es la disponibilidad de tiempo de Hillary. Este es el modelo de recaudación.
–¿Cómo segmentan públicos y mensajes?
–Se está usando el mismo molde con que los demócratas gobernamos desde hace ocho años. Mensajes para mujeres, hombres blancos educados, afroamericanos, latinos y asiáticos americanos. Trump ayuda, porque ni a étnicos ni a mujeres convence.
–¿Cuáles son los estados que definen la elección?
–Hay estados republicanos y hay estados demócratas. Pero hay siete, que pueden votar variable y definen la elección. Florida, Virginia, Pensilvania, Michigan, Illinois, Wisconsin y Carolina del Norte. Recuerde que si uno gana un estado por un voto, se lleva todos los electores.
–¿Qué particularidad tiene Florida, en cuanto a estado siempre definitorio, y en lo relativo a la población cubana con históricas preferencias republicanas?
–La gran comunidad cubana, que siempre fue republicana por rechazo a Fidel Castro, está menguando. Primero, porque las segundas y terceras generaciones nacidas en Estados Unidos son más progresistas. Segundo, porque Obama achicó distancia diplomática. Tercero, porque Trump aleja el voto latino. En otro orden de cosas, hay que decir que creció una inmensa comunidad puertorriqueña, en su mayoría demócrata. Florida es menos republicana de base, como era antes. Saliendo de Florida, diré que los latinos superamos a los afroamericanos en cantidad, y que está matemáticamente comprobado que un republicano sin el 40 por ciento del voto latino no llega a la presidencia. George Bush hijo sacó 42 por ciento. Trump apenas supera el 30.
–¿Cómo se visten en campaña las limitaciones de carisma de Hillary frente a todo un show como el de Trump?
–Hillary no es una buena candidata. Ella misma dice que no es su marido ni Obama, dos especies de estrellas de rock que la gente ama por su carisma. Pero, frente a un desaforado como Donald Trump, la mesura es una fortaleza. Ella tiene fama de preparada e inteligente. Ambas cosas son ciertas. Fíjese que a Trump se lo critica por inexperto. Ella se para en la campaña como todo lo contrario. Fue primera dama y fue secretaria de Estado.
–¿Qué observa como ventaja para el Partido Demócrata?
–Nuestra Convención mostró unidad. No hubo ni un dirigente de peso afuera. La Convención republicana de Ohio estuvo dividida, tanto que ni los últimos dos candidatos a presidente, John McCain y Mitt Romney, ni el gobernador republicano de ese estado, John Kasich, fueron. Hillary fue dura rival de Obama y perdió. Pero Obama la convocó magistralmente como secretaria de Estado y ella sorprendió y aceptó. Los demócratas nos tuvimos que unir.
–¿Y eso en qué se traduce?
–En un mensaje de integración, fundamentalmente. Pero también, en cosas concretas: somos más de 2.500 personas trabajando en campaña, algunas pagas, otras voluntarias. O sea, casi 350 por estado. Trump tiene 40 por estado.
Los grandes medios, según el asesor
“Las tres grandes cadenas, ABC, CBA, NBC, tratan de ser objetivas en el análisis de la noticia. La cadena Fox parece ser conservadora republicana y CNN de centro, pero hoy se perfila demócrata. Ninguno de los tres diarios principales hace absurda militancia, pero sientan posición. El más importante, The New York Times, tiende a ser demócrata. El Wall Street Journal, más económico, es republicano conservador. Y el Washington Post, prodemócrata.