29/10/2014 “Aprendiendo una nueva profesión: sugerencias para quienes se inician en la docencia universitaria”

29 octubre 2014

Editorial PEARSON. Columna de la Mgter. Alejandra Garbino, Directora de las carrera de Administración, Marketing y Recursos Humanos de la UBP.

 

Iniciarse en la docencia universitaria es una instancia de desafíos y crecimiento permanentes, aunque no por ello está exenta de dificultades, a las cuales se tendrá que estar dispuesto a afrontar y solucionar. Las situaciones desconocidas, sumadas a la responsabilidad de formar a los futuros profesionales, generan inseguridad y cierto desasosiego. Se trata de sensaciones que, en mayor o menor medida, han experimentado quienes ya asumieron tal compromiso.

 

Este artículo propone generar un espacio de reflexión entre los jóvenes profesionales que se inician o están dando los primeros pasos en esta actividad apasionante.

 

Las metodologías de trabajo incompletas, la propuesta de prácticas en ocasiones desvinculadas de las competencias profesionales, y el desconocimiento de los planes de estudio de la institución a la que aspiran incorporarse, son tan solo algunos de los aspectos que dejan al descubierto la falta de conocimiento de la profesión docente universitaria.

 

El análisis de los temas se realiza a través de una batería de preguntas que, mediante sus respuestas, intentan orientar a los noveles educadores en el quehacer de la profesión. Vocación, el deber ser de los “buenos docentes” y el conocimiento de la organización donde se ejercerá son los ejes del presente artículo.

 

¿Cuál es la importancia de la vocación?

 

Algunos docentes posiblemente se pregunten sobre el papel que asume la vocación en el ejercicio de la docencia universitaria. Según la Real Academia Española, una de las definiciones de la palabra vocación es inclinación a cualquier estado, profesión o carrera. Podría decirse, entonces, que la vocación se relaciona con los intereses y las aptitudes de quien elige una profesión, convirtiéndose así en el motor que impulsa la inspiración y la motivación durante el tiempo que se decida ejercerla.

 

Tener vocación permitirá lograr placer personal al realizar la tarea, encontrando en ella las razones de la entrega que dicha actividad requiere. Posiblemente algunos decidan acercarse a la docencia universitaria por considerarla una rápida salida laboral que garantiza, en la mayoría de los casos, un ingreso seguro. Pensar de esa manera conducirá a una decisión totalmente equivocada. Un docente sin vocación posiblemente vea afectado su desempeño e indefectiblemente sienta insatisfacción con la tarea. Pero si bien la vocación es determinante en el ejercicio de la docencia universitaria, no debe pensarse que es el único factor relevante. La vocación debe ir acompañada por la formación en la disciplina que se imparte, en prácticas de la enseñanza, en investigación y en manejo e integración de las TIC en el proceso educativo.

 

¿Haber sido un buen estudiante garantiza ser un buen docente?

 

Quienes hayan sido buenos estudiantes en sus carreras de grado quizá tiendan a pensar, equivocadamente, que ello los conducirá a ser buenos docentes. Las actitudes, las habilidades y los talentos que hacen de un individuo un “buen estudiante” no necesariamente serán los mismos que lo conviertan en un profesor universitario efectivo. Quien haya sido un alumno virtuoso posiblemente piense que el mayor anhelo como docente será demostrar cuánto es lo que se sabe, aspirando con ello a dar respuesta a todas las preguntas que los estudiantes de sus clases le realicen. Aunque no es solo esto lo que se espera de un docente universitario sí, en cambio, se tiene la expectativa que se desempeñe como mediador, facilitando de manera eficaz los procesos educativos, despertando el interés permanente en los educandos e impulsando su curiosidad intelectual.

 

El docente universitario debe convertirse en facilitador de aprendizajes significativos y crear un ambiente donde los estudiantes se sientan acompañados, contenidos y guiados. El hecho de comprender que los estudiantes tienen diferentes talentos, diferentes tiempos de aprendizaje y diferentes intereses facilitará la tarea del docente-mediador.

 

¿Qué relevancia tiene conocer el perfil de cada institución en la que el docente se desempeñe?

 

Cada universidad tiene diferentes maneras y niveles de implementación de las propuestas educativas. Sin embargo, es frecuente detectar que aquellos docentes que trabajan en distintas unidades académicas tienden a repetir de manera idéntica sus prácticas, sin contemplar el perfil de los alumnos, la carrera en la que se dicta su asignatura, los saberes que los estudiantes han adquirido previamente, las materias que se imparten en el mismo momento en que se dicta la propia, las reglamentaciones y la cultura organizacional de cada una de las instituciones.

 

Las instituciones que cuentan con un proceso de inducción son numerosas. Siguiendo a Robbins y Coulter (2005), inducción es la introducción de un nuevo empleado a su trabajo y a la organización. En dicho proceso la institución universitaria deberá informar al nuevo docente desde dos lugares diferentes. Uno de ellos es desde la unidad académica donde se desempeñará, para comunicarle cuál es el perfil profesional al que se aspira en los futuros egresados, y propiciar el acercamiento con otros colegas con quienes le tocará interactuar.

 

La otra mirada deberá realizarse desde la organización propiamente dicha. Conocer la misión, la visión, los procedimientos, las normas de la institución, las obligaciones y lo que, en definitiva, la organización espera del docente, permitirá que el transitar por la institución ocurra con los mejores resultados.

 

Si estos procesos no estuvieran previstos en la organización, deberá ser el docente quien indague sobre ellos, ya que incorporarse a una institución educativa universitaria repitiendo modalidades de trabajo de otras organizaciones sin adecuarlas atentará contra el alcance de los resultados en los diferentes grupos de alumnos y con la propia motivación.

 

En síntesis, las universidades cada vez más necesitan de docentes comprometidos, reflexivos, autocríticos, capaces de fomentar en los estudiantes la formación en diferentes disciplinas, el interés por la investigación, la apertura hacia la innovación y la búsqueda del aprendizaje colaborativo. Pensar en conseguir el éxito en los procesos de enseñanza y de aprendizaje sin una fuer te vocación con el rol docente, sin las competencias necesarias y sin el conocimiento del entorno en el que se ejerza resultará una tarea inviable y poco reconfortante.

 

Alejandra Garbino
Directora de las Licenciaturas en Administración, Gestión de los Recursos Humanos, Marketing y Gestión de la Seguridad de la Universidad Blas Pascal, en Córdoba, Argentina.
Cuenta con más de 30 años de experiencia en la docencia universitaria. Es también directora de la consultora Saunders-Garbino consultores.

 

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