09/10/2014 “La baja de costos masifica uso de los satélites de fabricación local”

9 octubre 2014

Diario BAE. Testimonio de Luis Valle, Director del posgrado en Plataformas de TV Digital de la UBP.

 

La baja de costos masifica uso de los satélites de fabricación local

 

Argentina potencia mundial en satélites. La frase puede sonar pretenciosa. Pero no lo es. Históricamente, el país se destacó por su capacidad en la industria espacial. El Instituto Balseiro, la Comisión Nacional de Actividad Espacial (CONAE), el INVAP fueron y son instituciones que mantuvieron en alto la autoestima del país en este sector. Hoy, junto a estos organismos, aparecen emprendimientos privados que vuelven a recrear esa imagen, recordada principalmente por quienes tienen más de 50. Y no sólo porque se está a punto de lanzar el ArSat 1 sino porque, sobre todo, hay quienes imaginan a una Argentina potencia satelital con inversiones mucho más bajas que las que históricamente se movilizaron en esta industria; y más masiva, al servicio de las economías regionales.

 

En el último año y medio, la Argentina lanzó tres nanosatélites. Del tamaño de una caja de zapatos dos de ellos, y de un viejo gabinete de PC el tercero. Se trató, en orden de aparición, del Capitán Beto, Manolito y Tita. Los tres vehículos espaciales formaron parte de las experiencias piloto puestas en marcha por Satellogic, una fabricante argentina de satélites pequeños que en 2015 pondrá en órbita la primera constelación de estos vehículos alrededor del planeta para observar el comportamiento de la biomasa y abastecer con esa información a diversas industrias.

 

El año que viene también se darán cita los referentes de la industria satelital a nivel regional en el país puesto que se desarrollará el Congreso Argentino de Tecnología Espacial. Allí se presentarán los trabajos que se realizan localmente, especialmente del ámbito académico, y se discutirán los ejes sobre los que poner el acento en esta industria. Otra manera de generar conocimiento, más allá de los fierros.

 

Constelación Aleph

 

Mientras tanto, hay proyectos en marcha, como el mencionado de Satellogic. “En 2015 lanzaremos la primera constelación de satélites para tener una frecuencia de cobertura de información de la Tierra que hoy no existe. Y brindaremos esos datos a precios más accesibles que los existentes. La obtención de imágenes satelitales es poco frecuente. A lo sumo, es posible tenerlas cada dos meses, y son muy caras. Se usan imágenes satelitales para muy pocas cosas justamente porque las inversiones son grandes, razón por las que no se las emplea en el día a día. Y no son factibles para los pequeños agricultores”, explicó a BAE Emiliano Kargieman, CEO de Satellogic.

 

La constelación made in Argentina estará integrada por quince satélites. Proveerá imágenes de la tierra cada cinco minutos, y a diferencia de lo que ocurre en el mercado, su valor será de unos centavos de dólar, contra cientos de miles que se cobran en la actualidad, prometió el ejecutivo. Para él, el costo y la frecuencia permitirá resolver uno de los problemas que tienen ciertas actividades económicas cuando no pueden contar con información de este tipo para mejorar su productividad. Como los nanosatélites, esa constelación se llamará Aleph, en alusión directa al cuento de Jorge Luis Borges, porque tendrá capacidad para mirar lo que ocurre en cualquier lugar de la Tierra.

 

“Los datos que se obtengan a través de esta constelación de nanosatélites podrán ser adquiridos por compañias más pequeñas, que tienen presupuestos más bajos para hacerse de este tipo de información. Esto será una revolución en la industria espacial y satelital pues buscamos transformar una industria de posguerra que será dominada por jugadores privados y que aportará más innovación que lo visto en los últimos 30 años”, aseguró el fundador de Satellogic. A finales de 2015 la constelación ya dará sus servicios. La empresa ya está buscando clientes a los cuales venderles sus imágenes y sus datos para mejorar su productividad, sea en la industria agrícola, energética y minera, entre otros.

 

Valores más bajos

 

Los aportes económicos en la industria se han caracterizado por ser millonarios. Esto cambió en los últimos años, tal como señaló a BAE Negocios Internacional desde Estados Unidos Pablo de León, ingeniero aeroespacial que dirige el Laboratorio de Trajes Espaciales de la Universidad de North Dakota (UND), y que colabora con la NASA.

 

Actualmente trabaja en el diseño del NDX-2, prototipo de traje para la exploración lunar. “Las inversiones grandes a las cuales la industria satelital estaba acostumbrada han venido decreciendo por el abaratamiento de lanzadores y sistemas. Hoy prácticamente cualquier universidad del primer mundo hace satélites. No es nada demasiado complicado ni costoso. Hoy un satélite en el espacio puede costar lo mismo que una casa, es decir, u$s100.000. Esto no tiene comparación con lo que ocurría hace 30 o 40 años, cuando la inversión para hacer uno era de millones y millones. La industria espacial en general se ha vuelto más asequible, y los programas pueden ser llevados a cabo por un país en desarrollo como el nuestro si se sabe lo que se quiere lograr y se tienen los conocimientos”, afirmó de León.

 

El docente de la UND cuestionó la política de la CONAE desde su creación hasta acá pues, en su visión, “en 20 años se movieron con un presupuesto muy alto en comparación con los logros alcanzados. Los satélites eran muy grandes, muy complejos, tardaban una década en hacer uno. Salvo el SAC-B que no funcionó y el SAC-A, que era más que nada un demostrador tecnológico, el SAC-C y el D eran carísimos, inmensos y muy complicados. Hoy los satélites deben ser pequeños, muy avanzados, deben hacerse rápido y costar poco. Hay que hacer más, capacitar grupos humanos para manejar esta tecnología en las universidades, porque aprender a trabajar en estas cosas te sirve para dominar otras tecnologías más tarde. Creo que hay que abrir más el juego”, añadió.

 

En cuanto al lanzamiento de ArSat-1, el especialista lo consideró “un logro muy importante” porque “son muy pocos los países que pueden ensamblar un satélite de comunicaciones geosincrónico”. Se trata de sistemas extremadamente complejos según describió- que deben funcionar en ambientes muy hostiles durante muchos años.

 

Hasta ahora, sólo Estados Unidos, Europa y Rusia tienen capacidad de fabricar estos satélites, y en menor medida, China y la India. “Si bien en la Argentina se realizó el armado del satélite, no su diseño o la fabricación de sus componentes, el logro no es menor pues queda un importante caudal de experimentos en el país, que podrá utilizarse en proyectos posteriores”, amplió.

 

El lanzamiento del ArSat- 1 es muy bien recibido en la industria de las telecomunicaciones en general. “Lo hecho por el INVAP con ArSat es valioso porque el armado del satélite ha sido auditado por empresas que han dado los seguros y que corroboraron el trabajo realizado a nivel internacional. A esto se sumará otro aspecto más importante y complejo: una vez que el satélite sea lanzado quedará en una órbita baja. Luego, dos argentinos desde Bariloche tendrán que pilotearlo hasta llevarlo a la órbita final (la 72° Oeste), ubicada a 36.000 kilómetros de la Tierra”, destacó Luis Valle, director del posgrado de TV digital de la Universidad Blas Pascal.

 

Para de León, haber creado el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (CEATSA) en Bariloche “posibilita que todos estos satélites ahora se puedan ensayar en el país, cosa que antes había que hacerlo en el exterior”.

 

En cuanto a lo realizado por Satellogic, si bien el creador de trajes espaciales admitió no seguir de cerca el caso, consideró que “es un intento interesante” más allá de que se trate de un emprendimiento con “objetivos comerciales, como le debe corresponder a una empresa privada. Y podría llegar a ocupar un vacío en datos satelitales”. Destacó, además, el programa Tronador, orientado a desarrollar una lanzadera espacial -también llamada cohete de transporte- a cargo de la CONAE. Aunque opinó que durante algunos años se tomaron malas decisiones técnicas, destacó lo hecho en los últimos tres años y se esperanzó en que el país tenga su propio lanzador.

 

“En general creo que últimamente se ha recuperado mucho espacio perdido en la temática espacial -aseguró de León-. Hay cosas que se hicieron bien, cosas que se hicieron mal, pero creo que se avanzó. Hoy yo me animaría a decir que la Argentina es el líder en la región en el campo espacial, aún no consolidado, porque Brasil evidentemente tiene otros recursos, pero se podría si la tecnología espacial se implementa como política de Estado”.

 

La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología fue destacada por Valle quien consideró que su tarea “es importante” para el país. Esta cartera fue la que, junto con el INVAP, apoyaron el emprendimiento de Satellogic. Y es también la que se involucró en los pormenores del ArSat-1.

 

Desde el sector público y el privado se destacó el papel del ministerio conducido por Lino Barañao. Porque, entre otras cosas, se trató de un actor clave para que la Argentina vuelva a ocupar un rol de privilegio en la industria satelital a nivel regional, y global.

 

Un Congreso para generar ideas

 

En 2015 la Argentina será la sede del Congreso Argentino de Tecnología Espacial. Se realiza cada dos años, desde 1999. Se trata de un encuentro básicamente académico, hasta el que llegan especialistas de otros países de la región, y también de Europa y los Estados Unidos. “Los trabajos que se presentan en nuestro Congreso no tienen nada que envidiarle a cualquier encuentro que haya en cualquier lugar del mundo. Estuve en el Congreso Internacional de Astronáutica de Toronto, y puedo asegurar que cualquiera de nuestros trabajos cabría perfectamente ahí. Para un país como el nuestro eso no es poco”, aseveró Pablo de León, el argentino que diseña trajes espaciales para la NASA, y encargado de dar vida al Congreso Argentino de Tecnología Espacial.

 

El ArSat-1, a punto de lanzarse

 

El próximo 16 de octubre se lanzará desde Guayana el ArSat-1, el primer satélite de telecomunicaciones armado en la Argentina. A finales de septiembre finalizaron en la Guyana Francesa los últimos ensayos y el 2 de octubre se inició el proceso de carga del combustible. La verificación se realizó en el centro aeroespacial de Ariannespace, en Kourou. Allí se revisaron los subsistemas de la nave para constatar que respondan a las especificaciones previstas. Se trató de un paso imprescindible antes de la carga de combustible.

 

El vehículo fue trasladado desde San Carlos de Bariloche a la Guyana Francesa el 31 de agosto. Luego del proceso de verificación mencionado y a la carga de combustible se pasó a una etapa de simulación del lanzamiento, que se realizó el 10 de octubre.

 

El lanzamiento está previsto para el 16 de octubre a las 18 horas. El procedimiento se iniciará 10 horas antes para realizar una serie de tareas y chequeos. La empresa a cargo de lanzarlo deberá revisar de manera constante las condiciones climáticas para evitar que los vientos dificulten la tarea de la puesta en órbita. A estos se sumará el trabajo de cinco estaciones terrenas distribuidas en distintos puntos del planeta que aportarán información imprescindible para el funcionamiento del satélite en sus primeras horas en el espacio. Estas recibirán la información del ArSat-1 y las enviarán a la Estación Terrena de Benavídez, desde donde se controlará el satélite.

 

El bautismo de los satélites

 

Capitán Beto fue el primer nanosatélite del tamaño de una caja de zapatos que lanzó Satellogic desde una base establecida en China. Hacía referencia, por supuesto, al famoso tema del Flaco Spinetta. Era una manera de enfatizar la argentinidad de ese vehículo. Su desarrollo contó con el apoyo financiero del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y del INVAP. El vehículo pesa dos kilos, y mide 20 centímetros de alto por 10 centímetros de lado. Tiene incorporados tres equipos de estudio: una rueda de inercia para controlar sus tareas en el espacio, un startraker para saber dónde está, y una computadora para dirigir su navegación. Envía paquetes de datos cada 15 o 30 segundos. El segundo se llamó Manolito, también conocido como CubeBug-2. Otra vez, el nombre alude al entrañable personaje de Mafalda. Con el mismo tamaño del anterior, se lanzó desde Rusia en noviembre de 2013. Se trata de un vehiculo que pesa 1,8 kilogramo, más del 80% de sus componentes son nacionales y está dotado de paneles solares, una computadora de a bordo y un GPS.

 

Desde Rusia también partió, en junio pasado, Tita (en honor a la Merello), un vehículo más grande, del tamaño de un viejo gabinete de PC y que inspira a los que conformarán la futura constelación Aleph. Pesa 25 kilos, cuenta con tres antenas, y una cámara para tomar fotos y videos en alta resolución.

 

Los tres nanosatélites tienen tres años de vida últil. Una vez que se cumple ese tiempo de funcionamiento se frenan y caen a la atmósfera.

 

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